lunes, 27 de junio de 2011

Para ser infiel ponga los anuncios de la tele

Una pareja bien parecida degusta una cena sugerente, paso previo a los primeros roces, caricias y besos, que convierten la insinuación en ardor. La música y unos sonidos jadeantes acompañan. El ritmo de la escena crece y un rótulo remata la sugestiva historia de 20 segundos: "Esta pareja está casada". El éxtasis viene con la leyenda final: "Pero no el uno con el otro". El epílogo es la carta de presentación del anunciante: "La vida es corta, ten una aventura".
Más de un telespectador se quedó boquiabierto durante la comida de ayer al chocarse con el anuncio descrito en la televisión entre curva y curva del circuito de Valencia. Sucedió en La Sexta y fue un momento histórico en la televisión, porque ni todas las cadenas aceptan este tipo de anuncios ni en todos los países están tolerados. Cosas de la moral.
En EE UU han sufrido la censura en varias ediciones de la Superbowl -la última, sin ir más lejos- y en España se dice que Cuatro y Telecinco se han negado a dar el anuncio, a pesar de que el organismo regulador de la publicidad, Autocontrol, lo aprobó.
"Agradecemos sinceramente a La Sexta por apoyarnos y ayudar a hablar abiertamente de los beneficios de la infidelidad", ha dicho en un mensaje Noel Biderman, fundador y presidente de Ashley Madison, la agencia anunciante en cuestión.
La citada firma empezó a operar en Canadá en 2002 y Biderman se ha ganado desde entonces el sobrenombre de "Rey de la Infidelidad". Dice que lanzó la empresa después de descubrir que el 30 % de los usuarios de webs de encuentros para solteros en realidad tenían pareja y mentían sobre su situación.
La firma está presente en la actualidad en diez países -de los que España ha sido el último en incorporarse- y cuenta con nueve millones de socios. En su carta de promoción se jacta de que cada nueve segundos una persona se da de alta en el mundo en su servicio. Sin embargo, su actividad es también muy controvertida en algunos países, donde se ve como una incitación a los vulgares cuernos.

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